martes, 10 de noviembre de 2015

El Perdón.

EL PERDÓN.
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La implementación del perdón en el ámbito intrapersonal se entiende como un proceso importante, donde la persona agredida aleja el resentimiento y enojo hacia el agresor renovando la salud mental y mejorando la calidad de vida; han sido varias las investigaciones donde el perdón es tomado como un proceso individual donde cada persona deja el enojo en contra del individuo causante del resentimiento para recuperar su salud mental.
En muchos casos puede originarse el perdón para dar fin al sentimiento de culpa por la ofensa cometida, pero en otros es difícil que se genere, debido al temor al rechazo, la humillación, y a la apariencia de verse débil frente a la víctima. Teniendo en cuenta lo anterior, el proceso del perdón puede verse obstaculizado, si hay discriminación religiosa, cuyos daños pueden ocasionar lesiones, rencores o disgustos que sería difícil de asumir por la victima.
El perdón es un concepto que tiene un significado diferente, según la interpretación de diferentes personas, para los católicos cristianos está ligado a la religión, desde la psicología se ve como un constructo que mediante un proceso terapéutico ayuda a la salud mental.  El perdón es un proceso individual que permite a la persona ofendida dejar a un lado su enojo y sentimientos negativos hacia su agresor con el fin de recuperar la salud mental, sin ser un requisito necesario el reanudar la relación con quien ha ofendido, siendo la disculpa de éste poco importante.  Desde este punto de vista el perdón es un proceso intrapersonal (Feigenblatt, 2011). Al abandonar los agravios, se permite que los sentimientos negativos desaparezcan permitiéndose un mayor bienestar emocional, razón por la cual se ha estudiado la relación que hay entre la capacidad de perdonar y el aumento del bienestar, incremento de emoción positiva y la incidencia en la calidad de vida.
   La baja capacidad de perdonar se asocia con ira y rabia, sintiéndose el agredido humillado e indefenso, y sus síntomas generalmente son semejantes a quienes están pasando por un trastorno de estrés post traumático.  La terapia del perdón permite incrementar la empatía reduciendo la hostilidad y la ira, cambiándolos por sentimientos positivos, la persona que ha recibido la ofensa percibe el acto de perdonar como la razón principal para su propia curación asociándola con su bienestar psicológico.  (Dallman & Epel, 2009)
     Al estar relacionándonos continuamente es posible sentirnos lastimados por la conducta de las demás personas, muchas veces por cosas insignificantes y a veces por causas mayores como una agresión física a nosotros o algún familiar, es posible también sentirnos traicionados, razón por la cual entramos a abordar el concepto del perdón que entra a tener implicaciones en la calidad de los vínculos de las relaciones cercanas y no tan cercanas.
      Es así como entendemos que para perdonar debe existir una ofensa.  El perdón no implica restaurar una relación con la persona que sabemos puede volver a hacernos daño, tampoco vamos a olvidar lo que ha pasado, es solamente un cambio de actitud con el ofensor, sin justificar ni minimizar la ofensa, dejando de buscar que se haga justicia, reconociendo que se ha recibido una ofensa dolorosa.  Perdonar es un proceso interno de la persona perjudicada, es individual y personal sin que sea necesario que pida perdón quien haya hecho el daño ya que tal vez no puede hacerlo, por no tener capacidad de hacerlo o porque ha fallecido o no está presente.  Psicólogos investigadores han indicado que para muchas personas el perdón da beneficios en la salud psicológica y mental.(A. Fernando et al., 2008)
      En investigaciones recientes se ha estudiado la relación entre capacidad de perdonar la personalidad y sus trastornos, dando como resultado correlaciones negativas entre el perdonar y las características paranoicas ya que suponen el temor a ser dañados, desconfianza, sospechas de ataques que afectan la reputación personal.  En distintos estudios los resultados se sugiere que promover el perdón en las intervenciones clínicas reducen efectos negativos en la salud mental, produciendo incrementos en la auto-estima y la esperanza, relacionando el perdón positivamente con indicadores de salud mental y negativamente con indicadores de estrés o disfunción.  Una personalidad resiliente, afronta las situaciones adversas, haciendo frente a experiencias traumáticas utilizando el humor, la exploración creativa y pensamiento optimista.  (Poseck et al., 2006)
Según las investigaciones de la Doctora María Martina Casullo, las características narcisistas de personalidad están muy relacionadas con el no ser capaz de perdonar, presentando estas personas rasgos característicos como competividad, ambición, liderazgo, sintiéndose especiales, siendo autosuficientes, audaces, persuasivos, capaces de seducir a otros, con baja empatía, siendo demandantes, egoístas, con la autoestima muy vulnerable, necesitando admiración y siendo muy sensibles a las injurias, criticas y fracasos.  En términos generales, el perfil narcisista es difícil de permitirse perdonar.(Casullo, 2005)

      El no perdonar o desear el mal a una persona genera grandes conflictos y el mal que se puede hacer no solamente se puede presentar con síntomas somáticos, es un daño psicológico, siendo más sutil es igualmente dañino.  El perdonarse así mismo genera un mejor bienestar y aumenta la autoestima, bajando los niveles de ansiedad y depresión(A. Fernando et al., 2008).  El bienestar psicológico, es un indicador positivo de la relación de la persona consigo mismo y con los demás y está formado por variables de auto concepto, como autoconciencia, autoestima y auto eficacia.  Y para este caso con la capacidad de perdón a sí mismo.
     La baja capacidad del perdón, está relacionada con la ansiedad que se presenta cuando se desea algo que es posible que no lo obtengamos.
      Las emociones relacionadas con la baja capacidad de perdonar son: rabia, miedo, odio, enojo, venganza.  Según el psicólogo clínico Worthington, la baja capacidad de perdón es una emoción compleja que empieza con miedo condicionante siguiendo con pensamientos continuos sobre el evento que reproduce miedo.  De esta forma se producen respuestas a nivel psicosomático.